miércoles

Don Julio y su pandilla


-Periodista X: seguramente no contestará la pregunta, pero ¿le parece razonable que en un país como Argentina, el matrimonio presidencial, sin dedicarse a los negocios, hayan tenido un aumento en su patrimonio superior al ciento ciento cincuenta por ciento?
-Héctor Recalde, Diputado Frente Para la Victoria: quédese tranquilo que se lo voy a contestar. Por empezar, son un matrimonio de profesionales, de empresarios muy exitosos; en segundo lugar, por qué siempre criticamos al que gana mucho? Evidentemente no se puede ser rico en este país. No nos tenemos que preocupar por el que gana mucho, sino ver cómo hacemos para que el que gana poco gane más.

N. del E.: tóquese prudencialmente huevo/teta izquierda antes de leer la siguiente frase.

Sólo con estos niveles de amoralidad utilitarista digna del menemato (nunca pensé que iba a escribir esto) puede entenderse cierto accionar del gobierno tildado de progresista por ciertos medios (deberían hacer un mea culpa más que oportuno). La última perla del collar inacabable la acaba de aportar Vito "Ferretero" Corleone, quien para seguir acumulando poder (y riquezas) rescinde el contrato por derechos de televisación que unía a la AFA con TyC. Esta misma fue la compañía que durante años creció bajo su ala protectora (encubridora), y que le facilitó a gente como Avila pasar de vender helados a jugar al golf en Palm Beach (no es que quien escribe esto no crea en las posibilidades del progreso y la superación, pero cuando tu fortuna crece en forma exponencial en tan corto plazo, citando a un político sin mano que no es el gobernador de Buenos Aires, "te quedaste con los vueltos").
Durante años, Grondona permitió que la televisión manejara como un negocio privado, sin ningún tipo de control, algo que en principio era de todos (recordemos que los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro); de este modo se digitaban horarios, fixtures, amiguismos, y a cambio, se eyectaba algún periodista opositor al régimen de la papada que osara criticarlo.
Curiosamente, ahora nos damos cuenta que los clubes están completamente quebrados, vaciados, y para seguir manteniendo el monopolio que supo construir (y evitar así que una investigación medianamente seria demuestre que alguien aprobaba los balances y emitía créditos discrecionales sin retorno) decide quebrar el vínculo con la ahora llamada TSC (quien llamativamente cuenta con la participación en su paquete accionario del Grupo Clarín, opositor según intereses). Como argumentos, exponen ciertos incumplimientos contractuales, los mismos que se mantuvieron en silencio mientras fue conveniente.
Es aquí donde hace su aparición el matrimonio presidencial, representando esa eterna confusión entre ¿gobierno? y Estado. Parafraseando a Marx, el fútbol es el opio de las sociedades. Cristina lo sabe, e intentando retener algo del botox choripanero que ya perdió, realiza su movida demagógica, prometiendo fútbol libre para todos, proveído por la televisión pública (probablemente, en el marco de los derechos y garantías constitucionales, debería incluírse el derecho de todo ciudadano argentino a disfrutar un Boca-River sin garpar el codificado).
La pregunta automática que nos asalta es: ¿no hay nada más urgente para hacer con los seiscientos millones que abonará el gobierno para quedarse con el contrato en un país donde existen niveles africanos de pobreza, y el 45% de los hogares carece, entre otras cosas, de cloacas? El mismo país donde diariamente nacen seiscientos chicos pobres, quienes al no poder alimentarse correctamente no podrán desarrollar plenamente sus capacidades intelectuales, siendo políticamente utilizados por el voto chantaje argentino, casi como los purretes de "The Wall" antes de caer en la picadora de carne. En este contexto, gastar semejante cifra para mostrar por televisión cómo veintidos privilegiados corren detrás de una esfera de cuero, es cuantomenos, una obscenidad. Lo bueno de todo esto es que, como estamos obligados a financiar la deuda de los clubes sin ninguna clase de plebiscito previo, ocultando de este modo la corrupción e inoperancia de dirigentes impunes, tendremos más derecho a pedir que ante una piernita dubitativa que piensa en una transferencia al exterior, aplicando un asombroso poder de síntesis, "pongan un poco más de huevo, la concha de su madre". Es notable el poder catártico de la puteada.

Disco del mes-Manic Street Preachers

Los predicadores galeses se decidieron a grabar canciones escritas por Richey Edwards, líder original de la banda quien desapareció à la Barrett en 1995, y consiguieron este discazo con destino de clásico. Escuchar "William´s last Words". Además, viene con verdadero arte de tapa.