miércoles

Physical Graffitti


La semana pasada, el fútbol argentino, siempre a la vanguardia en aspectos bananeros, estrenó en los partidos que se disputen en las categorías de ascenso un aerosol con la finalidad de evitar el adelantamiento de las barreras en los tiros libres. Desde esta modesta página, aquí van algunas propuestas para seguir mejorando el tan querido fobal argentino:

-Implementar en Riquelme un traje atérmico, que logre aislar su cuerpo de las inclemencias climáticas. Con esto, sólo le quedarían 2471 motivos al Hombre Fastidioso para jugar mal. 
-Bañar a Niembro con jugo de limón y/o vinagre a los fines de cortar su mala leche. Algunos experimentos relizados con este fin sobre el Hombre Barrilete habrían fracasado, demostrando el poder maléfico y cizañero de los lácteos. 
-Injertar en Simeone una bolsa de agua caliente en su zona torácica. Voces calificadas afirman que la propuesta es absolutamente fútil. 
-Descargas eléctricas sobre Messi, el Autista de la Pelota, a los fines que logre realizar un pase antes de gambetear los once rivales, sus diez compañeros, la terna arbitral, bancos de suplentes con técnicos incluídos y hasta el cocacolero de la tribuna local. 
-Practicar una cirujía plástica sobre el rostro de Grondona con la figura de Vitto Corleone, a los fines de lograr que su rostro finalmente concuerde con su personalidad (varios especialistas aseveran que con los recortes de su corrupta papada, incluso podrían llegar a cubrir parte de sus negociados: el 1% aproximadamente).

domingo

Los Intocables


En estos días en los cuales una lesión palermitana (¿será la maldición de los posteos?) me tiene confinado a la patética situación de pasar mis jornadas sentado, a lo sumo con un desplazamiento maratónico hasta el baño (hoy en día, tranquilamente podría escapárseme la tortuga maradoniana), el deporte se ha transformado en un aliciente que hace llevadero mi estado cuasi vegetativo (podría haber hecho el casting para La escafandra y la mariposa). Como diría Saul Bellow, se ha reemplazado la práctica por el deseo de la misma. Podría decirse que es una especia de histeria encubierta, dejando de lado las imposibilidades físicas. Algo similar podría aplicarse a la Selección Argentina, donde los intereses, egos y cierta displicencia dejen al espectador con un regusto amargo en la boca, con la sensación inevitable de que se podría hacer más. Para que este fundamental aporte al Hombre con Pelo de Chinchilla, como diría casas (citando a Mirta: ¿ese sobretodo se gana con honra?) no quede reducirlo a la mera crítica tribunera, expondré algunas de las que considero, son causales del rendmiento mediocre de la Selección:


*"Los intocables": Messi y Riquelme no pueden jugar juntos: por más que comiencen a insultarme acusándome de bielsista, el Autista de la pelota y el Hombre Fastidioso son absolutamente incompatibles. Allí donde Messi es pura dinámica adolescente y gambeta desaforada, Riquelme contrapone su paso cansino, casi displicente, en busca del Pase Perfecto. Alguien me podría decir que justamente por eso se complementarían perfectamente, pero de ese modo, anulando a uno, se anilaría a lso dos. Riquelme necesita espacio para poder pensar, y descargar esas estocadas con forma de pase (al parecer, el Hombre Fastidioso no pudo rendir al máximo contra Paraguay porque el color de sus botines no combinaba con la pelota; además, los días nublados no le gustan para jugar a la pelota, poorque las condiciones atmosféticas no son las ideales); Messi necesita alguien en el borde del área que funcione de pivot (Scola de 9?) devolviendo sus paredes para poder construir esas diagonales endiabladas. Nadie duda de las cualidades artísticas del Autista de la pelota, pero convengamos que por ser un gran mecanografiador uno no necesariamente se transforma en escritor. El mejor jugador no es el que hace las cosas más imposibles, sino el que además pone su talento en función del equipo para potenciar al resto de sus compañeros.

*Mascherano: si bien es cierto que es la materialización del "5" ideal (garra, despliegue, distribución y compromiso), en los últimos tiempos da la sensación de querer hacer más de lo que puede, intentando ser el relevo de todos, jugando siempre al límite de la lesión (así como de la tarjeta). Para peor, a veces se deja llevar por el ambiente y confunde garra con mala leche, entrega con demagogia. Así y todo, es uno de los verdaderamente indiscutibles.

*Falta de inteligencia: al margen de la tendencia recurrente de tévez a creerse su personaje de Hulk y del error que derivó en el gol paraguayo, habría que preguntarse cómo es que mientras estuvo 11 contra 11, Argentina no supo capitalizar su poderío. A quien en éste momento intente rebatir con el escalofriante mito futbolero del "gol tempranero nos desarmó", recuerdo que estamos hablando de una Selección de primer nivel, cuya cotización debe rondar los U$S300 millones, y que no deja de ser una de las variantes del juego, al igual que la expulsión de un jugador propio. Por más inverosímil que parezca, debería tenerse un plan B (anhelo de satisfacción).


De todos modos, recordemos que esto es sólo fobal, deporte que podemos disfrutar sanamente, ya que afortunadamente no existen en nuestro país problemáticas como desnutrición y mortalidad infantil, niveles menemistas de corrupción (Jaime, su billetera tiene sed), un rumbo económico destinado a la recesión, y una preocupante intromisión del narcotráfico en ámbitos políticos. ¿El fútbol era el opio de las sociedades?

lunes

Palermo Hollywood


De chico, era uno de esos anormales que coleccionaba álbumes de figuritas, extraña aproximación al mundo de las divisas que uno tiene en su más tierna infancia, donde se arriesgaba todo el capital (léase, el pilón de figuritas) convencido de sus propias habilidades jugando al chupi o al picapared (cualquier ñoño que haya ido a colegio católico sabrá de qué estoy hablando). Completarlo no revestía ningún mérito, dependiendo únicamente de los ingresos provenientes de los mandados, los cuales uno destinaba a comprar figuritas, en busca del Santo Grial ("la difícil").

Si se analiza tan sólo dos segundos, podrá darse cuenta uno que o era un gran negocio llenar el álbum con el sólo fin de conseguir la pelota d epremio, la cual uno podía comprar por la mitad de lo que costaba completar el álbum; por supuesto, cubrir con figuritas cada uno de los recuadros otorgaba un prestigio invalorable dentro del curso, casi un premio a la constancia en pos de encontrar quién era el diez de Belgrano.

Completé sólo dos, el de Italia ´90 y alguno de los de campeonatos locales. De los jugadores de San Lorenzo me acuerdo de todos, desde el paraguayo Ruiz Díaz con esos buzos espantosos que usaba (sólo superado en mal gusto por Navarro Montoya e Islas) hasta "Totó" García, auténtico hermano no reconocido de Ibagaza. Lo raro es que también me acuedo de otros clubes, especialmente Estudiantes, qu epo aquellos años tenía el sponsor de INCA (remember?), y de un pelilargo suplente, ya por aquellos años con el pelo teñido, sin jopo, pero con una melena qu sería la envidia del cantante de Poison.

Con los años, comprobé que tengo el dudoso mérito de prestarle atención a desconocidos que posteriormente dejarán de serlo. Me pasaba con los futbolistas, me pasa con los músicos (recuerdo alguna trasnochada mirando El Bloque de MTV, llamándome la atención el nombre de esa banda, "mi romance químico", hoy alabada por cualquier flequillo emo que se precie de tal). El jugado era palermo, quien sólo explotaría años después, en se gran equipo del Profe Córdoba, en aquellos tiempos con cabellera à la Alcides y sin haber sufrido las mutilaciones amatorias de una amante guaraní. Verdadero personaje de la mitología futbolera, ya por esos años lo llamaban con el desabrido apodo de "loco" (personalmente, prefiero el valdanesco "optimista del gol", curioso rapto de inspiración poética del algún relator). Sea uno de Boca o deteste a ese equipo con una de las camisetas más feas del mundo (yo), no puede aún así ignorarse a Palermo, protagonista de algunod e lso más memorables momentos futbolísticos de los últimos quince años, a saber:


*Gol 100: se rompe jugando contra Colón, pero al contrario de lo que haría cualquier tórax congelado y Abbondanzieri en un mundial, sigue jugango, y en una pierna convierte el grito centenario.

*El regreso: en uno de lso grandes guiones futbolísticos de la historia, Bianchi lo saca del banco de esperma contra River en la Libertadores. Apenas ingresó a la cancha, la temperatura corporal de los jugadores de Núñez, habitualmente en 2ºC, llega a niveles árticos. Recibe la pelota de espaldas al arco, gira con la gracia de un maniquí borracho sobre su propia pierna, y ayudado po el miedo escénico de los jugadores de la Banda (cagazo, bah), quienes le dan el tiempo suficiente para tomarse un té, define con una masita de su pierna zurda, como para acompañar la infusión previamente consumida. llanto, corridas, y final apoteósico en andas de su compañero. Sólo faltaba Apollo Creed (Gallego estaba más para hacer del hermano obeso de Talia Shire que del púgil antagonista de Rocky).

N. del E.: se comenta que durante la filmación de la propaganda del C4, Stallone insistía en cabecear un nido de avispas, lo cual explicaría su hinchazón al estilo Alain Bernad.

*3 veces no: juega con la Selección la Copa América, dirigido por el Gran DT, y en uno de lso actos de tosudez más románticos, el grandote del jopo sueco, no conforme con haber errado dos penales, pide nuevamente la pelota y la envía a la estratósfera, cerrado con candado cualqueir sueño de Selección, y ganándose un párrafo en el Guiness.

*El muro infernal: paso intrascendente por España, donde gritando uno de sus pocos goles ibéricos con su efusividad primal característica, se desploma sobre su pierna un muro de contención bastante más sólidos que el del bizarro programa televisivo, aunque sin el aliciente del relato de Príncipi. Fractura y futura vuelata a Argentina.

*Gol negro: Apertura ´08: cualquier simple mortal quedaría devastado durante días por la muerte de un hijo, pero Arnold Palermo pide jugar al día siguiente, y empuja la pelota enjugada en lágrimas hacia la red para marcar su grito más silencioso. Ovación y exponencial crecimiento del mito. Sólo se ve opacado esto por el relator, que con falso respeto, en vez de simplemente explicar que se le murió un pibe, insiste en hablar con tono pedagógico-exasperante en hablar del "problema de Martín", con un dejo empalagoso que provoca arcadas.


Difícilmente otro futbolista pueda hactarse de una carrera así. Hace poco me desilusioné al enterarme que los jugadores ya no juegan por amor a la camiseta, sino que sólo lo hacen para engordar sus cuentas bancarias y poder comprarse bolsitos Luis Vuitton. Ok, lo entiendo, pero si lo de Palermo no es amor a la camiseta, al menos es lo más cercano que se puede estar. Personalmente, estoy esperando la sexta entrega de la saga, imagiando bajo qué forma se materializará Apollo Creed.