domingo

Los Intocables


En estos días en los cuales una lesión palermitana (¿será la maldición de los posteos?) me tiene confinado a la patética situación de pasar mis jornadas sentado, a lo sumo con un desplazamiento maratónico hasta el baño (hoy en día, tranquilamente podría escapárseme la tortuga maradoniana), el deporte se ha transformado en un aliciente que hace llevadero mi estado cuasi vegetativo (podría haber hecho el casting para La escafandra y la mariposa). Como diría Saul Bellow, se ha reemplazado la práctica por el deseo de la misma. Podría decirse que es una especia de histeria encubierta, dejando de lado las imposibilidades físicas. Algo similar podría aplicarse a la Selección Argentina, donde los intereses, egos y cierta displicencia dejen al espectador con un regusto amargo en la boca, con la sensación inevitable de que se podría hacer más. Para que este fundamental aporte al Hombre con Pelo de Chinchilla, como diría casas (citando a Mirta: ¿ese sobretodo se gana con honra?) no quede reducirlo a la mera crítica tribunera, expondré algunas de las que considero, son causales del rendmiento mediocre de la Selección:


*"Los intocables": Messi y Riquelme no pueden jugar juntos: por más que comiencen a insultarme acusándome de bielsista, el Autista de la pelota y el Hombre Fastidioso son absolutamente incompatibles. Allí donde Messi es pura dinámica adolescente y gambeta desaforada, Riquelme contrapone su paso cansino, casi displicente, en busca del Pase Perfecto. Alguien me podría decir que justamente por eso se complementarían perfectamente, pero de ese modo, anulando a uno, se anilaría a lso dos. Riquelme necesita espacio para poder pensar, y descargar esas estocadas con forma de pase (al parecer, el Hombre Fastidioso no pudo rendir al máximo contra Paraguay porque el color de sus botines no combinaba con la pelota; además, los días nublados no le gustan para jugar a la pelota, poorque las condiciones atmosféticas no son las ideales); Messi necesita alguien en el borde del área que funcione de pivot (Scola de 9?) devolviendo sus paredes para poder construir esas diagonales endiabladas. Nadie duda de las cualidades artísticas del Autista de la pelota, pero convengamos que por ser un gran mecanografiador uno no necesariamente se transforma en escritor. El mejor jugador no es el que hace las cosas más imposibles, sino el que además pone su talento en función del equipo para potenciar al resto de sus compañeros.

*Mascherano: si bien es cierto que es la materialización del "5" ideal (garra, despliegue, distribución y compromiso), en los últimos tiempos da la sensación de querer hacer más de lo que puede, intentando ser el relevo de todos, jugando siempre al límite de la lesión (así como de la tarjeta). Para peor, a veces se deja llevar por el ambiente y confunde garra con mala leche, entrega con demagogia. Así y todo, es uno de los verdaderamente indiscutibles.

*Falta de inteligencia: al margen de la tendencia recurrente de tévez a creerse su personaje de Hulk y del error que derivó en el gol paraguayo, habría que preguntarse cómo es que mientras estuvo 11 contra 11, Argentina no supo capitalizar su poderío. A quien en éste momento intente rebatir con el escalofriante mito futbolero del "gol tempranero nos desarmó", recuerdo que estamos hablando de una Selección de primer nivel, cuya cotización debe rondar los U$S300 millones, y que no deja de ser una de las variantes del juego, al igual que la expulsión de un jugador propio. Por más inverosímil que parezca, debería tenerse un plan B (anhelo de satisfacción).


De todos modos, recordemos que esto es sólo fobal, deporte que podemos disfrutar sanamente, ya que afortunadamente no existen en nuestro país problemáticas como desnutrición y mortalidad infantil, niveles menemistas de corrupción (Jaime, su billetera tiene sed), un rumbo económico destinado a la recesión, y una preocupante intromisión del narcotráfico en ámbitos políticos. ¿El fútbol era el opio de las sociedades?

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