miércoles

"Paren de reprimir hijos de puta"

Parece irreal que hayan pasado cinco años de la convulsión generalizada que desencadenó la salida de De la Rúa de la presidencia. Más irreal aún resulta si uno vuelve a ver imágenes de ese tiempo, donde había una especie de comunión social, de empatía de clases (que finalmente fue solo superficial). No se sabía exactamente contra qué eran las protestas, pero el trajín de los años menemistas y la acumulación de injusticias llevaron a la gente a las calles (fui unos de los ¿ilusos? que empuñando un noble utensilio culinario pensó que algo iba a cambiar). Recordando la máxima de Prodan, "no se lo que quiero, pero lo quiero ya".
Con el tiempo, como suele suceder, lo que en un principio era protesta apasionada, sentida, se transformó en una rutina, algo de compromiso, que finalmente derivó (amparos mediante) en una mirada de soslayo hacia aquellos "inadaptados" que seguían reclamando sus ahorros. Es cierto que este es un país que no da respiro en cuanto a las noticias, que se suceden una tras otra sin dar tiempo de poder procesarlas (en esto también, hay que decirlo, hubo cierta complicidad de los medios, aunque todavía no era el furor del "minuto a minuto"); bueno sería, de todos modos, tener una sociedad medianamente educada, con capacidad de apreciar lo verdaderamente importante. Cuando la cosas se fueron reacomodando, surgieron nuevas comodidades (mensajes de texto, home theatres, etc.) que regeneraron el sopor burgués, aplacando los ánimos rebeldes, y reduciendo el pasado a una mera anécdota simpática para la gran mayoría. Como hoy en día, que sirve para que los medios inflen sus ventas con la vuelta del "señor Wang" al país.

Tas igual!

Por más que uno intente abstraerse de ciertas frivolidades, tarde o temprano la televisión termina recordándonos que somos humanos. Dicho esto, voy a hablar de Cantando por un sueño: el muchacho que ganó con Ileana Calabró, no es igual al cantante de Airbag dentro de diez años (con unos cuantos kilos de Freny´s encima)?.

domingo

La Bombonera no late. Definitivamente.

Es sabido que la felicidad viene en pequeñas grajeas, pero varias en un lapso de horas conforman un día casi perfecto. Para empezar, hace veintitres años disfrutamos de la Democracia, con todos sus pros y contras, pero poder votar (lo que hagamos con la elección es otro tema) durante más de veinte años seguidos, en un país con un pasado tan tumultuoso como el nuestro, es un logro. En segundo lugar, se murió Pinochet, que en sí mismo es algo positivo (¿por qué los garcas serán tan longevos?). Lo malo es toda la información que se llevó consigo. Y para finalizar el día, perdió Boca increíblemente el campeonato, en un día que redimió en parte el verdadero espíritu del fútbol, y ratificó que el bigotudo La Volpe, con su pinta de narco, sabe más de claritos que de fútbol. Lo curioso es que justamente un club conseguidores tan soberbios, que viven jactándose de sus cualidades genitales haya perdido un partido en el cual con un mísero empate ganaban el campeonato. Qué más se puede pedir?

P.D.: así como los hinchas de Estudiantes tienen la peña Javier Mazzoni (qué recuerdos!), ¿crearán la peña Juan Ramón Cabrero?