martes

Deber ciudadano

Ah, día de elecciones... Fecha en la que uno se siente partícipe del sistema respublicano. Ese día me levanté temprano, me levanté, ducha de por medio desayuné, y me fui a votar con mi hermano. Por una de esas incoherencias, teniendo tres colegios en un radio de cinco cuadras, voto en una escuela a treinta y cinco cuadras de mi casa. lle go hasta allá en bicicleta, y luego de la epopeya para encontrar la mesa (ubicada en un pasillo, a oscuras) , nos ponemos en la fila. Las paredes estaban empapeladas con afiches que daban cuenta del proceso eleccionario, y en el cual encontrábamos algunas cartulinas surrealistas, como una foto de De la Rúa en la que un título rezaba "Democracia" (¿?). En otra una letra despareja sentenciaba: "no discriminemos a los negros" (seguramente, el subconsciente de la maestra en ese momento estaba pensando: "ok, son distintos a nosotros, pero chicos, no los discriminemos! Siempre necesitaremos sirvientes!") y en el que había un dibujo de un oriental, una persona de tez blanca, y un moreno que curiosamente estaba vestido con una musculosa muy Village People. En eso se me para atrás un gorila que luego de preguntarme si era mi primera vez (no, segunda), me dice: "en cuarenta años que voto, es la primera vez que me toca una mujer de vicepresidenta de mesa! Qué vergüenza!". Luego de esto le toca votar a mi hermano, le toman el documento, y no tiene ningún problema. Después me lo piden a mí, pero... figuraba en el padrón con el apellido mal escrito! Después de hacerle entender al presidente de mesa que hace dos años, cuando voté por primera vez, le había mandado una carta al Colegio Electoral, que nunca me la habían respondido, y que muy probablemente, la persona que entró antes, si tenía el mismo apellido y vivía en la misma casa, muy probablemente fuera mi hermano, me dejó pasar a votar. Fue en ese momento cuando me abandonó un poco el entusiasmo, y no pude evitar que me invadiera una sensación de futilidad absoluta en el voto minoritario que estaba emitiendo.

Farsa Stone

La verdad es que estoy cansado de leer entrevistas y escuchar comentarios de los Rolling Stones referidos a "Sweet Neo Con", tema de su último disco "A Bigger Bang", y al cual se refieren como si fuera un crítica despiadada a los consevadores norteamericanos. Cuando uno escucha el tema se da cuenta que si bien tiene un innegable componente político, tampoco se trata de una crítica al capitalismo de Karl Jaspers. Dejémonos de joder! Está bien que para lo que es el pasteurizado mundo del rock puede parecer rebelde, pero tampoco se trata ni por asomo de una letra incendiaria. Además, si tenemos en cuenta de qué banda es el tema, es más probable que se trate de un mero artificio marketinero (tan habitual en los Stones) que de una crítica sincera (más aún si tenemos en cuenta que quien la canta es un Sir de la corona británica, oh casualidad, aliada de Bush en sus tropelías místicas). Para colmo, cuando se los consulta acerca del tema, no ofrecen un destinatario directo del mismo, contestando con evasivas. Más aún, cuando presentaron su disco en el estadio de los Red Sox en Boston, entre sus espectadores se encontraba Arnold Sabatini, gobernador de California y conservador confeso, y por esas casualidades de la vida, omitieron el tema al que nos referimos. Así es que, por favor, no busquen en los Stones algo que no son (o que al menos, hace rato no son), y disfrutemos de ellos como se disfruta de uno de esos tanques hollywoodenses, con más nostalgia por lo viejos tiempos (ineludible "Beggar´s Banquet") que admiración por su presente.