viernes

Me era imposible abstraerme al aniversario de la tragedia de Cromañón. Sobre todo cuando desde todos los medios nos taladran la cabeza con recordatorios efectistas, testimonios e imágenes acompañados de esa música tendenciosa que te dice qué sentir. Por eso es que al menos quería escribir unas líneas sobre esto.
Antes que nada me parece honesto aclarar mi posición. Para empezar, no soy seguidor de Callejeros, ni tampoco me gusta en general eso que despectivamente se denomina "rock barrial", pese a que a mi entender ha dado algunas gemas como "Homero". No revelo ninguna verdad divina si digo que la causa está absolutamente politizada, y que esto es absolutamente contraproducente para llegar a averiguar la verdad, si es que existe. Basta con recordar otras causas a las que le ha pasados lo mismo, y ver el resultado que han tenido : generalmente se arriba a sentencias demagógicas o se recurre a chivos expiatorios. Si bien es cierto que Ibarra tiene responsabilidad en el hecho, si aplicamos ese criterio de responsabilidad absolutamente indirecta, deberíamos también enjuiciar a Kirchner, cosa bastante improbable.
Lo que existe es una tendencia a exigirle a los demás lo que uno mismo no cumple, y por eso es que reclamamos de los demás estándares de efiiciencia que no aplicamos a nuestra vida. A lo que me refiero es que todos en mayor o menor medida tenemos un grado importante de responsabilidad. No estoy diciendo con esto que todos somos Chabán. Pero desde las cosas más pequeñas es que se construye la sociedad. Quién no cruzó alguna vez la calle por la mitad de la cuadra, quién no está colgado del cable, o intenta evitar los máximos controles posibles?. Entonces, si no cumplimos esta clase de normas estúpidas, cómo vamos a pretender cumplir con otras mucho más complejas?
El otro día estaba viendo un programa de MTV referido a Cromañón, y en él aparecía el testimonio de dos chicos que habían sobrevivido a esto, pero habían perdido a su hermana dentro. Y cuando contaban lo sucedido, la madre los besaba y abrazaba, mientras afirmaba que ellos eran chicos, y que toda la responsabilidad era de los mayores. Separando el instinto maternal de esto, si realmente seguimos pensando así como sociedad, evidentemente los 194 pibes se murieron al pedo.
Dentro del mismo programa se preguntaban si a partir de esto, cambiarían en algo los recitales y los distintos controles que sobre ellos se ejercen. Basta recordar hace unos diez años, cuando se incendió Keyvis, y todo lo que se decía en aquel entonces: que cambiarían las costumbres nocturnas, que habría mayor seguridad u que no se olvidaría fácilmente de ese caso. Es el día de hoy que cuando uno se refiere al boliche de Olivos, tiene que ubicar a la gente dentro del caso, porque está mayormente olvidado, por eso es que difícilmente se asiente un cambio profundo con Cromañón. En otro país, esta frase sería tildada de pesimista, pero en Argentina, es realismo puro.

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