miércoles

Ataque sentimentaloide

la verdad es que nunca me había puesto a escribir pura y exclusivamente acerca de mi viejo. No se si por evitar amargarme o por simple vagancia, pero este fin de mes tal vez me haya agarrado particularmente melancólico.
Cuando uno lee entrevistas o mira alguna película encuentra distintas clases de respuestas acerca de la carencia de un ser verdaderamente querido. Así encontramos desde respuestas intelectuales ("extraño esas largas charlas acerca de literatura rusa del siglo XVIII"), pasando por la respuesta afectuosa-cursi (""sus cálidos abrazos"), hasta llegar a la cotidianeidad cruda ("su mal humor al levantarse de la siesta").
Supongo que lo que más extraño de mi viejo es su presencia. No es que haya tenido una mala relación, ni que sea un tipo puramente materialista. Sino que extraño simplemente su presencia, el hecho de que esté ahí, y de saber que está ahí, con todo lo que eso significa; lo que representa el hecho de contar con él, de tener esa seguridad que ya no está.
Creo que lamentablemente sólo tomamos conciencia de lo que significa alguien para nosotros cuando no está más, lo cual no quiere decir que no lo querramos cuando lo tenemos con nosotros, sino que mientras están, sólo en momentos muy fugaces entendemos loque representan, y cuando no están, su ausencia magnifica nuestro cariño, y nos golpea en la cara como el primer frío de la mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por poner en tinta electrónica lo que muchos sentimos y no podemos expresar