jueves

Final cerrado

Aprovechando el franco, y teniendo en cuenta que el tiempo no fue el mejor (ley de Murphy, no Prato), me interné en mi casa a ver unas películas atrasadas que tenía (recomiendo especialmente "Los anales de Barcelona"). Dentro de esas películas, había varias argentinas, de las cuales solamente nombraré una: "Corazón iluminado", que pese al nombre con tufillo de novela brasilera de media tarde, contaba con un elenco destacado: Norma Aleandro, Oscar Ferrigno, Miguel Angel Solá, Arturo Maly, etc. Se trata de un drama romántico dirigido por un director de renombre que no viene al caso nombrar. La cuestión es que hay una imágen en la película que tal vez sea un tanto cursi, pero es altamente efectiva: Solá encuentra un video donde aparece su novia de la adolescencia, a quien creía muerta hace veinte años; en ese video, ella vomita una lágrima que Solá seca tocando la pantalla. Buena idea, bien llevada a cabo. En este momento, ya iban casi dos horas de película. Si la misma hubiera terminado en ese momento, a uno le hubiera quedado un gustito poético en la boca que hubiera mejorado la evaluación de la película, con un final abierto que invitaba a la metáfora, a la lectura sedimentada. Pero no. Como muchos directores, no se si por el público excesivamente televisivo o por un exceso de cine norteamericano (del malo), necesitó de quince minutos más para cerrar la historia. No solamente no aportó nada, sino que empeoró considerablemente la película. Más allá de las apreciaciones personales, cuando uno vio mucho cine, como seguramente le pasó a este director, percibe el momento, condensado en una imágen, en que la película cierra como un todo, como una enorme maquinaria que necesita el toque sutil para terminar su labor. Es una lástima que tantas películas se arruinen por no darse cuenta cuándo la película pide títulos.

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