sábado

Deep Camboya

Finalmente, luego de casi dos años transcurridos desde el boom de su aparición, vi "Tarnation", de Jonathan Caouette, y que la verdad es que todavía no entiendo qué le vio la intelligentzia cinéfila, ya que ni siquiera se trata de esas películas entre anárquicas y surrealistas, desafiantes al estilo David Lynch o Gaspar Noé, que provocan apiñamientos de fundamentalistas dispuestos a defenderla o defenestrarla.
En este caso "solo" se trata de la vida de una persona, con más o menos problemas que los demás, y cuya diferencia con los demás terráqueros radique en que Caouette tuvo la lucidez marketinera de filmar en Super8 toda su vida (o al menos o que él quiere que veamos).
Entiendo que generalmente hay una necesidad de protagonismo por parte de la gente común, de vidas grises y mundanas, como quien firma esto, gracias a una situación donde los excluídos son la norma y no la excepción. Así es como nos encontramos con "hinchas" de fútbol y talibanes de una banda de rock, que suponen que la entrada que muchas veces por distintas connivencias no pagan, les otoga impunidad, evitando así el lugar que como público les corresponde. También es cierto que con los distintos soportes actuales es más simple lograr cierta trascendencia: haciendo películas en digital (recomiendo especialmente la última de Perrone), vendiéndonos a través de myspace, o exhibiéndonos a través de blogs y fotologs que en su mayoría tienen una finalidad más narcisista que reflexiva.
Quién sabe. En estos momentos en que Calamaro es cool y se escucha hasta en RadioDisney, tal vez sea una mala lectura de uno de sus caballitos de batalla en su época más "grasa" y dylaneana: la honestidad brutal.

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